CC.OO. acusa a las mutuas de ocultar 141.000 enfermedades

El informe de CCOO sobre lo que se perfila como un posible fraude consentido de las mutuas, parece que no interesa a nadie. No se percibe la importancia de la noticia, aunque ya se conocía parte de lo expuesto, no he podido constatar ninguna reacción.

El asunto es muy grave, por las repercusiones humanas y económicas que implica, pero sin una explicación adecuada parece un problema de ajuste contable, cuando se trata quizás de varios presuntos delitos: fraude, cohecho, delito contra la seguridad de los trabajadores y falsedad en documentos mercantiles o públicos, con tal transcendencia que en una democracia europea consolidada provocaría una cascada de dimisiones y de encarcelamientos.

Por ejemplo: un vigilante trabaja en un servicio donde tiene que realizar su trabajo expuesto agentes químicos, turnos imposibles, ambiente de laboral pésimo por las continuas disputas y cambios sobrevenidos, mal comido y peor considerado. Al cabo de un cierto tiempo enferma y es atendido en la seguridad social donde se detecta un principio de depresión, problemas estomacales y fatiga, enfermedad común. Cobrara menos y encima será mal mirado puesto que es un flojo, la empresa solo se preocupara de saber cuando se incorpora por los problemas que ocasiona los descubiertos. La seguridad social no ahonda en el tema y lo desvía a la atención primaria, asume el coste. La mutua permanecerá callara para evitar los gastos médicos y asumir costes, cuando muy posiblemente las enfermedades han sido contraídas o agravadas por el trabajo.

Si ha esta misma persona con el tiempo se detecta un cáncer y la familia no esta atenta, no poda demostrar la causa efecto, es decir el nexo causal con lo cual se considerada enfermedad común. La persona recibe una paga exigua, sufre una enfermedad, los familiares se tienen que encargar del enfermo y quedan destrozados, si alguien ha tenido por desgracia de tener un enfermo dependiente sabe de lo que estoy hablando y los padecimientos que soporta el enfermo y los cuidadores. Supongamos que la enfermedad provoca la muerte de la persona. La viuda recibirá una pensión lamentable y tendrá que salir adelante como pueda. En el supuesto que pudiera demostrar la relación: causa /efecto se entraría en una demanda millonaria que podría tener hasta consecuencia penal, pero se alargaría años y consumiría muchos recursos humanos y económicos, dinero, empeñarse hasta las cejas con objeto de demostrar la maledicencia de empresa y mutua que no dudan en aprovecharse del desconocimiento y el engaño para evitar sus responsabilidades. ¿Y la administración?, preocupada de que no suban el número de accidentes y enfermedades laborales, ocultar los datos, sacar rentabilidad política de sus maquinaciones mentir y engañar: la siniestrabilidad laboral ha bajado, estamos mejorando, que buenos que somos. Consecuencia: una enfermedad provocada por el trabajo puede dejar en la miseria moral y económica a una familia, con el beneplácito de los sinvergüenzas que aumentan cada día sus cuentas corrientes a base de vulnerar la ley. Todo es negocio hasta el sufrimiento.
Mientras tanto en tu nomina acabas pagando una parte de la enfermedad, tratamiento y el fraude cometido. Claro la cantidad es tan pequeña que no se nota, solo en una apreciación global optimista cerca de 15.000 millones de euros, ¿Cuántas pensiones se podrían pagar?, ¿y mejoras en la asistencia?, ¿o quizás especialización de médicos en medicina del trabajo?.

Esto no es nuevo y no se le puede atribuir solo a un partido, sino a toda la casta, colaboradores sindicales, empresarios y mutuas; más preocupados de recoger dinero, para su organización que de realizar su función con honestidad. Mañana si el asunto transciende el secretario general del sindicato comienza hacer proclamas, discursos, simular estar indignado y poner la mano para acallar su conciencia, los partidos a proponer leyes y las mutuas a callarse o suministrar alguna cabeza. Si como parece no pasa nada uno o varios años más aprovechándose de la situación y paguen los de siempre ¿Qué culpa tenemos si son tontos?.
Aquí el atizarle al más desprotegido, exprimirlo a impuestos, engañarlo cada cuatro años y venderle solares por jardines es lo normal. Un trabajador es solo una mercancía que se compra y vende a precio de saldo y se le saca hasta las entrañas, para continuar presumiendo de defensores de los pobres y al mismo tiempo beneficiándose de la moqueta, el coche oficial y el canapé en la fiesta de apoyo al tercer mundo. La repugnancia que me produce estos individuos y sus maquinaciones, solo es comparable con la aversión que me genera su presencia.

No hay problema, el sábado o el domingo habrá futbol (me gusta) ,gran hermano, entretenimientos diversos y mucha política. Pero mientras todo eso se produce al mismo tiempo alguien se accidentara, sufrirá por una enfermedad provocada por el trabajo y otros celebraran fiestas o harán ostentación obscena de su riqueza ganada a costa del ejercicio del fraude y los políticos y sindicatos les reirán las gracias.

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saludos

Y O Y I